Yo tuve un stalkercito en la campiña

Pues bien, cuando se creyó que mi estancia en estas tierras del noreste tenía ya suficientes eventos como para llenar el argumento de una novela de las 5 (aunque ahora con la familia me he fletado la semana de Sortilegio y Cristo de las Naranjas, qué truculentas sus tramas) salió ahora sí ahora sí ahora sí Chayo, la cereza del pastel.

Estaba anoche a tempranas horas de la madrugada, tranquilizada después de una sesión telefónica de “Pregúntale a Tat” y ya terminando una última llamada con mi nena-gato cuando oí unas piedritas en mi ventana. En el momento no las pelé mucho porque ya había tenido una noche de paranoias cuando “me cerraron las puertas” y entré en el pánico más infantil del mundo, sólo para darme cuenta después de que el señor con cabeza de caballo anda más bien por el kínder, la mujer de blanco (muy guapa, según me dicen) se les sube a las gentes hasta la otra esquina y que, en general, mi sección del rancho está desprovista de ese tipo de presencias.

Terminé mi llamada famosa, llena de cursilerías bonitas e impaciencia (el martes llego, el martes llego el martes llegooooo) y antes de seguir tecleando, decidí recostarme un rato para “estirarme”…lo cual, obviamente, significa que planeaba procrastinar y quedarme dormida así nomás, sólo para despertar a eso de las 5 a poner la alarma y apagar la compu. Pero cuaaaaal, en esas estaba cuando oigo un “Pssst” por encima del ruido del ventilador. –Ok, mi paranoia de nuevo, en que estábamos? –Psst Me incorporo sobre la cama, mis sentidos comienzan a despertarse –Psst –Mierda, sí es real. Apago el ventilador antediluviano (hay que arriesgar un dedo a través de las protecciones para empujar las aspas cuando uno lo prende) y sigo sentada, oyendo hasta la sangre que corre por mis orejas. –Psst, Hola ¿¿¿Y este bato quién será???
Quién sabe como saco mi voz más digna y ofendida y le pregunto que qué quiere. Me sale con que es un muchacho (noooo, neta?) y que a lo mejor no me acordaba de él –Entonces no tengo por que abrir esa cortina, ya me voy a dormir, ¿puedes irte? –Bueno, si quieres mejor hablamos mañana –Ajá, sería más cómodo –Buenas noches pues –Mhm, que descanses

Oigo ruiditos que se alejan, me paro en chinga a apagar la compu, quitar las cosas de la cama, apagar la luz. No sabiendo aún que hacer, con nervios aún por el raro encuentro, me fijo bien en que la cortina esté cerrada. Verán, normalmente dejo sólo una partecita medio transparentosa corrida, para que el aire pueda entrar a este hornito de material (véase el post anterior). Ahora pienso en todas las veces que en la llamada a Tat o en la llamada al gato caminé de un lado a otro, en pijama, mentando madres, diciendo meloseces o brincando…¿cuánto tiempo llevará ese güey ahí? ¿Qué habrá visto/oído? Fuera de esa paranoia de mafioso, me asomo por el espacio entre cortinas y de repente lo veo. No muy alto, con una camiseta de rayas negras, parado junto al camión que estacionan justo atrás del cuarto, viendo hacia la ventana. La típica imagen del stalker, con un twist lagunero. Me quito de la ventana y me quedo tensa a un lado, apenas viendo, más bien oyendo todo, en mi dignidad de pijama de rayitas y miles de ideas a la vez. – ¿Y ahora? Puedo ir a acusarlo con la gente de la casa, puedo mejor irme a dormir al otro cuarto, ¿y si se queda ahí toda la noche? Ya no se oye nada…ahora sí…ahora no…En teoría no puede saltar la barda, sólo estar ahí, pero qué joda.

Después de media hora de escuchar, considerar y acechar, decidí acostarme, pero no dormir. El fulano, que igual y a esas alturas ya se había largado y estaba siendo representado en mi cabeza por los ruidos de los pollos, ya no podía ver nada y si me acostaba, tampoco escucharía, así que eventualmente se aburriría y se iría. Con todo, me quedé como una hora más con las orejas atentas, sudando porque no quise volver a prender el ventilador, y pensando en si debería o no de postear la experiencia. Cuando por fin dormí soñé con miles de teorías sobre la identidad del susodicho, y desperté ya tarde, como cruda, supongo que por la tensión.

El sábado fui de acusona con los de la casa, pero el stalkercuti ya no vovlió esa noche, tal vez porque por la tarde le quité el ladrillo que tan convenientemente había colocado enfrente de mi ventana, para asomarse mejor. Hoy es domingo y ya duermo en Torreón, y me alegro de haber escrito este post desde antes, porque si no, todo lo que tecleara hoy estaría inevitablemente bajo la categoría "malviajes"...Mugre Ítaca, ¿porqué parece tan borrosa?

3 comentarios:

Toño? dijo...

jajajaja, el que es perico, donde quiera es verde, y una mujer tan guapa, en donde sea llama la atención. Cuidate mucho, Sheba, el defe también te extraña a tí!!

Qué bien que abriste!, ya tienes un asiduo lector más. Me gusta mucho tu estilo.

Estaré esperando con ansias los siguientes posts.

Elale dijo...

se me ocurre una comprativa con tu stalker

hey por aca andamos tambien, calidos saludos a 37 ° C a las 10 am

buenas tus letras

Rosario Mata dijo...

la cereza del pastel!!!! ya quiero que me cuentes todas las cerezas del pastel!!
:D