JL

Empecé este post en mi cabeza, la mañana del miércoles, mientras iba brincando charquitos camino a mi reencuentro con Chapultepec. Normalmente iba a ser sobre bicicletas, pero buscando recuerdos tempranos de bicis en la vida llegué a aquel de cuando estaba en la primaria, y a la salida de la escuela pasaba a buscarme mi hermano en su bici. Me trepaba al cuadro y así nos íbamos bajo el solazo paceño, platicando quién sabe de qué.

Es que si los hermanos son por naturaleza una cosa muy fuerte en nuestras vidas, mi hermanito mayor ha sido desde siempre (y en ocasiones para mi desgracia) el infaltable modelo a seguir. Cuando yo estaba chica, bastaba con que JL lo propusiera, y no había cerro al que no me trepara o distancia que no me lanzara a nadar con él, aún cuando sabía que lo más probable era que iba a regresar hecha tiras, remolcada por su pierna en la nadada de regreso.

Las caídas más espectaculares en bicicleta fueron siguiendo sus excursiones, desde la vez que bajamos un cerro sin frenos y fui a embarrarme en las piedras hasta aquella otra, en que de regreso de una playa, alguien tuvo que avisarle a JL que había una niña tirada a la mitad del camino, inconsciente, por si la conocía y quería ir a recogerla. Del evento yo sólo recuerdo el sol, el calor y que de repente se me cayó mi gorra; después, agua en la cara y la voz de mi hermano preguntándome que cómo changos había acabado ahí.

Y bueno, es que yo muchas veces le agüe sus planes, como cuando tenía unos 4 años y llegó muy orgulloso a presentarme a su novia. Y una, niña inocente sin sentido de la discreción, va y le pregunta con auténtica sorpresa “Ah, ¿tienes dos?”. A la fecha no me lo perdona, y eso que ha tenido ya bastantes más que esas dos.

Aún así hay cosas que jamás dejarán de sorprenderme de él. Pertenece a la raza increíble de humanos a los que si dejas sueltos cinco minutos, puedes recuperar en la cocina de alguien, platicando y haciendo migas como si tal cosa, con una facilidad de agua. El colmo de ello fue una vez en el Cairo, cuando estábamos todos tirados en un hotel y mi hermanillo decidió bajar por agua o ya no me acuerdo qué. Volvió a los 20 minutos apuradísimo, pidiéndole prestados a mi cuñada sus pantalones limpios y a mi papá su cámara de video. El niño había hecho plática con unos egipcios que estaban abajo y así, de buenas a primeras, lo había invitado a una boda…musulmana. Tenemos aún el video, si si si.

De todos esos recuerdos, el primero, el que alguien más me pasó, es uno que creo que resume muy bien quién es mi hermanito mayor. Cuando nací, él tenía 13 años, y se saltó la barda de su secundaria con todos sus amiguillos vagos para llevarlos a conocer el renacuajo hinchado que era su nueva hermana. Hace 26 años de eso, y el miércoles, cuando me sorprendió con una llamada atrasadíiisima de cumpleaños, me alegré de haberlo pensado esa misma mañana. Pensé en todas las cosas que ahora amo y conozco gracias a él, en todos los golpes, en todas las noches de Carnaval en Mazatlán, en sus dientes chuecos y en cuando lo molestábamos diciendo que se parecía a Eduardo Palomo. Y volvía sentir el mismo orgullo idiota que me invadía cuando iba por mi en su bici y todas decían “¿es tu papá?” o “ay, que guapo está tu hermano”, y la misma añoranza de aquel día que se fue de casa para estudiar la universidad, cuando todos lo fuimos a dejar al barco, y nos contábamos –él desde cubierta, yo desde los pasillos elevados de la terminal- con lenguaje de señas cosas que sólo nosotros entendíamos, que seguiremos siempre entendiendo.

5 comentarios:

Unknown dijo...

hermanos!!! Cosa bella que nunca experimentaré, bueno, no con uno de verdad. Emotivo tu post amor, sé cuanto quieres a aquel liga chicas que hasta a la amiga le andaba tocando en el pasado cumpleaños de Carmen. Mil abrazos de ojito Remi y un gran beso con sabor a primer comentario. Teyo

Puerta dijo...

=) Que llenos de cosas bonitas y verdaderas tienes los dedos...
Esto le da una nueva luz a porque soy tan ñoña... los hermanos... jajajaj.

Toño? dijo...

me encantó el "apoco tienes dos?", jajaja.
pues yo tengo 6 hermanos y tal vez de ninguno guarde recuerdos así de gratos. Felicidades por ese lazo, en serio que da envidia de la buena.

Si en los próximos años una de mis hermanas menores abre un blog y me escribe algo como esto... definitivamente derramaré una lagrimita remi y te recordaré todo el año.

Elale dijo...

=)


se lo q es tener una hermana mayo y lo que es ser un hermano mayor

Rosario Mata dijo...

casi lloro!!!
que bonito esto de la hermandad