del caldo y las albóndigas

*Copiando un esquema de la genial Grace O'Neil*

En un consultorio de La Paz:

Yo: Doctor, ese medicamento que me recetó contra los dolores de cabeza es realmente efectivo, pero...

Dr. cabeza: ¿Si?

Yo: Ehm, pues como que he tenido más dificultades para ver y enfocar, y casualmente, la semana que no lo tomé, esas dificultades fueron desapareciendo, así que me preguntaba...

Dr. cabeza: Nooo, nada de eso, el *****max no tiene nada que ver con los ojos, así que seguro es cansancio, como dijo su oculista.

Yo (tentando terreno): ¿Seguro? Es que, sí he batallado mucho para VER todos estos meses.

Dr. cabeza (con aires paternales): Bueeeno, bueno, si quiere puede intentar reducir la dosis a la mitad, a ver si eso funciona, pero le digo que no tiene NADA que ver con la visión.

Yo (haciendo nota mental para googlear más tarde): Bueno, gracias.

Más tarde, ante la computadora:

Google: Líbrería Médica de Laboratorios XXX: "Se ha llegado a reportar en pacientes que reciben ****max un síndrome consistente de miopía aguda asociada con glaucoma secundario a cierre angular. Los síntomas incluyen un inicio agudo de disminución de la agudeza visual y/o dolor ocular"

Yo: ¡¡Me lleva el /$%··$ÇÑ^*$&=(&"!!

En serio, gente ¿cuántas personas no han estado ante la situación en la que, para arreglar el problema X, acuden a un médico que frescamente les receta algo, que a la larga les causa el problema Y? La solución fácil sería no tomar esa medicina, pero ¿y si el problema X realmente te da mucha lata? ¿Cómo debemos entonces de evaluar nuestros malestares? ¿es acaso una cadena interminable en la que, como Uroboros, la última solución acabara llevándonos al primero de los problemas?

Tantas culturas con sus propios sistemas de curación se han reído del nuestro, que ahora encuentro como una total obviedad emitir estas quejoseces, pero es que si un blog no está también para ventilar las ganas de azotar con una llave inglesa envuelta en papel de periódico amarillista a los médicos irresponsables y -aún mejor- a los miopes creadores de los medicamentos o -ya que estamos en eso- a todos los profesionistas arrogantes ¿entonces, para qué?

En verdad que los límites de nuestra medicina son reflejo fiel de las fronteras del entendimiento de nuestra propia cultura. Occidentales racionalistas, modernos con todas las de la ley, no estamos en la capacidad de entender las cosas más allá de ciertos límites bien cuadraditos y claros en los que se supone que todo debe de funcionar. Hay un malo y un bueno, un arriba y un abajo, un encendido y un apagado, un ilustrado y un ignorante. Y, en el mismo orden de ideas, si tú eres el que se ha echado 5 años de medicina en una universidad más o menos decente, y la señora frente a ti con trabajos acabó la primaria, entonces no tienes por qué pelarla en sus rollos de "sustos", "espantos"o males de ojo. En tanto que ilustrado, puedes decidir qué existe y qué no, hacerte de la vista gorda y seguir con los buenos y sanos procedimientos que

a) te enseñaron en la escuela hace años
b) te recomiendan tus patrocinadores, tal y como las vendedoras de salchichas del súper, que siempre nos jurarán que la marca que traen en el gorrito es la más buena de todas.

Así las cosas, me veo hoy enredada en esta diátriba golpea-paredes, a punto de abjurar de todos los médicos del mundo (menos de mi difunto abuelo y de los 4 o 5 que queden por ahí con ética...ya pásenme sus teléfonos ¿no?) o de perdida de pedirles que consideren que, si bien es cierto que no todos nosotros, oh mortales, sabemos de su complejo oficio, sí tenemos una noción rudimentaria de lógica (P entonces Q. Si no hay P, no hay Q, mmm entonces si no quiero que Q pase, ¿puedo dejar de consumir P?), lógica que nos permite conocer nuestros cuerpos, seguir unos muy sanos y nada racionales instintos y -al menos en mi caso- tomar decisiones del estilo de:

"Váyase usted al cuerno, doctor cabeza; le apuesto a que los remedios de su abuelita no tenían ni tanta mamonez ni tanto efecto secundario"

2 comentarios:

Char dijo...

Por eso es precisamente que mis únicas dos panaceas medicinales son las aspirinas y el saldeuvas, estoy convencida que con una conviación de los mismos puedes curar el cáncer, para todo lo demás están los tés, gotas y chochitos. Y eso que mi hermano es doctor.

Rosario Mata dijo...

oh! ahora veo y entiendo la situación, lo que no me queda claro es si el doctor-cabeza es de esos doctores de chochos o de los de drogas*?... anyways, drugs rulez, but Google rulea más que nada y nadie en esta existencia, trust him ;)

*un cierto doctor una vez me dijo: puede ser que tengas un trozo de alimento alojado en la pared estomacal, y yo le dije: ya sé!! estoy empachada!! curame!!, y el dijo: aja sí mjm... es probable.... corte a: madre aplicando la cura tradicional, yo recuperada